6/29/2012

Siendo realista parte 2


Inimaginable era el sentimiento que me esperaba al estar en casa con DOS criaturas y a tiempo completo. Sé que no soy ni seré la única que lo haga pero fue un proceso de adaptación más o menos fuerte al principio. La realidad es que así sea tiempo completo o no, las madres muchas veces tienen la mayor responsabilidad de las cosas del hogar y es increíblemente fuerte aún se tenga colaboración. La verdad no me quejo, mi esposito es todo un amo de casa cuando llega del trabajo y hace su parte y más. Pero si conozco mujeres que lo hacen totalmente todo en la casa,fuera de ella y con sus hijos.
Fue todo un proceso de evolución, de entendimiento y realización de que no porque no lo pudiera todo sola, significaba que estaba fallando o que fuera menos. Solo fallas cuando no pides ayuda y quieres seguir creyendo que lo puedes todo, todo el tiempo.
consumirse del todo en una sola faceta tampoco es bueno y puede llegar a ser muy dañino para el resto de tus relaciones u otros compromisos. Somos seres complejos y  polifacéticos, entonces necesitamos nutrir cada aspecto de nuestro ser, para poder vivir realmente a plenitud.
Desde que comprendí totalmente que el sentirme abrumada con los niños y las cosas del hogar eran resultados de  un desbalance en mi como persona, tome la iniciativa de re-conectarme conmigo misma y re-organizar las prioridades para poder dar lo mejor de mí, sin sacrificar ninguna faceta de mi vida. No digo que cuando se encuentre ese balance no habrán episodios de poca paciencia, o quizás momentos de agobio o frustración, pero quizás si es probable que puedas trabajar y salir de esos episodios con más facilidad y entendiendo que es momento de separarte tomar unos minutos y respirar, para luego poder continuar. Hay que tener un grupo de apoyo, ya sean las amigas, las hermanas, no sé, alguien con quien puedas identificarte, quizás hasta este mismo blog, porque no? En fin la idea es que sepamos que no estamos solas, aun en los momentos más oscuros. Siempre hay alguien que siente como tú y que si se busca el balance y las herramientas necesarias, todo mal momento debe tener su fin sin dejar huellas negativas.

6/26/2012

Siendo realista parte 1


Quiero llorar y gritar!
 Las Madres adoramos a nuestros hijos y daríamos hasta la última gota de sangre y vida por ellos, bueno, las mujeres que realmente nacieron para serlo y no me refiero a la que los lleva en su vientre y luego les vale un bledo cuidar de ellos, si no aquellas mujeres que su instinto maternal es genuino y absoluto aun sin haber estado en gestación. Jamás hemos sentido ni sentiremos un amor tan incondicional y puro en la vida entera y eso no lo cambia nadie. Pero seamos honestas, cuantas veces no nos hemos encontrado a punto de perder la cabeza y querer gritar y encerrarnos en un closet a llorar, como lo hizo Charlotte York en la película de Sex in the City o como lo he hecho yo. Cuando vi ese clip de la película supe exactamente qué estaba sintiendo ella, de hecho  fue una de mis primeras salidas de la casa sola, luego de tener a mi primer bebe.  No pude contener las lágrimas porque me identifique totalmente con el personaje; un matrimonio feliz, hijos maravillosos y una buena vida. De vez en cuando me había sentido así y supe que quizás no era la única mujer sintiéndose así en el mundo real, pero pensé que si lo expresaba en voz alta, estaría fallando como madre, por no tener la paciencia y tolerancia suficiente o que al sentirme así con relación a mis hijos, era sinónimo de ser mala madre e incapaz y además ya era suficiente con el sentimiento de culpa e ineptitud que me inundaba. Era injusto que me sintiera así, cuando lo que más había querido ser en la vida era mama.  
Cuando decidimos que me quedaría en casa para criar a nuestro primer bebe, fue una decisión, basada en nuestras prioridades y  sabiendo que era nuestra mejor opción. Para ese entonces nos habíamos mudado para otro estado, así que mi vida como la conocía hasta ese entonces, dejó de existir.

Quería hacerlo todo, ser la súper esposa y la súper madre, que nadie tuviera queja de mí. Realmente jamás pensé que me pegara tan duro ese primer año de vida de mi hijo. Por primera vez dejaba mi carrera a un lado y poco a poco con ella una gran parte de mí. No fue hasta cuando comencé a ver los frutos de mi “nueva carrera” como madre que me di cuenta que si habíamos tomado la mejor decisión. Entonces recibí con orgullo y tranquilidad el privilegio que había tenido todo ese tiempo. El lazo con mi bebe era fuerte y su desarrollo era impresionante. Poco a poco entendí que ese era mi lugar de bendición y que no había otro lugar donde quisiera o tuviera que estar.
Así pasaron unos años y entre rutinas, experiencias, tiempo y vida, la labor de madre y esposa estaba bastante balanceada. Tenia mis sesiones de desahogo totalmente justas y necesarias cuando salia con mi hermana o amistades. Mi esposo siempre me empujaba para que saliera de casa sin ellos y tuviera tiempo para mi, al principio me sentía un poco culpable pero me di cuanta que al hacerlo, llegaba a casa siendo mejor persona, esposa y madre, pues comencé a cuidar de mi misma también y esto  me hizo completamente feliz. 
Entonces fue cuando decidimos tener otro bebe, teniendo el mismo pensamiento y  prioridades. Yo estaba completamente de acuerdo con quedarme en casa un poco más y por la mejor causa del mundo aun sabiendo que las cosas con una sola entrada podrían ser bastante apretadas...