Quiero llorar y gritar! |
Cuando
decidimos que me quedaría en casa para criar a nuestro primer bebe, fue una decisión,
basada en nuestras prioridades y sabiendo
que era nuestra mejor opción. Para ese entonces nos habíamos mudado para otro
estado, así que mi vida como la conocía hasta ese entonces, dejó de existir.
Quería
hacerlo todo, ser la súper esposa y la súper madre, que nadie tuviera queja de mí.
Realmente jamás pensé que me pegara tan duro ese primer año de vida de mi hijo.
Por primera vez dejaba mi carrera a un lado y poco a poco con ella una gran
parte de mí. No fue hasta cuando comencé a ver los frutos de mi “nueva carrera”
como madre que me di cuenta que si habíamos tomado la mejor decisión. Entonces recibí
con orgullo y tranquilidad el privilegio que había tenido todo ese tiempo. El
lazo con mi bebe era fuerte y su desarrollo era impresionante. Poco a poco entendí
que ese era mi lugar de bendición y que no había otro lugar donde quisiera o tuviera que estar.
Así pasaron
unos años y entre rutinas, experiencias, tiempo y vida, la labor de madre y
esposa estaba bastante balanceada. Tenia mis sesiones de desahogo totalmente justas y necesarias cuando salia con mi hermana o amistades. Mi esposo siempre me empujaba para que saliera de casa sin ellos y tuviera tiempo para mi, al principio me sentía un poco culpable pero me di cuanta que al hacerlo, llegaba a casa siendo mejor persona, esposa y madre, pues comencé a cuidar de mi misma también y esto me hizo completamente feliz.
Entonces fue cuando decidimos
tener otro bebe, teniendo el mismo pensamiento y prioridades. Yo estaba completamente de
acuerdo con quedarme en casa un poco más y por la mejor causa del mundo aun sabiendo que las cosas con una sola entrada podrían ser bastante apretadas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario